El hábito de fumar es posiblemente la principal causa evitable de mala salud en todo el mundo.
¿Cuándo empezó el hábito de fumar?
Si bien desde hacía bastante tiempo exisía el hábito de fumar tabaco en pipas o en cigarros, su difusión llegó a proporciones masivas en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, con la proliferación de los cigarrillos. Desde entonces, el consumo de tabaco ha ido siempre creciendo, haciendo verdadero estrago entre las mujeres jóvenes y la población adolescente de los países subdesarrollados o en desarrollo.
La magia para dejar de fumar está en la voluntad
Está comprobado que el hábito de fumar aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, de cardiopatías y de infecciones respiratorias de todo tipo. Muchos fumadores viven con la esperanza de encontrar alguna fórmula mágica o algún método sencillo para librarse de su afición al tabaco radicalmente... y sin esfuerzo. Por desgracia, el remedio milagroso, ciento por ciento seguro y totalmente inofensivo que buscan no existe ni existirá jamás, porque aunque se convierta a la larga en un reflejo automático y engendre una relación de dependencia, fumar es un acto voluntario. Cualesquiera que sean los medios para ayudar al fumador, el elemento que determinará el éxito o el fracaso será su fuerza de voluntad. Imaginar que la afición irresistible al tabaco puede vencerse sin la participación activa del interesado es imaginar quimeras.
Dejar de fumar por una motivación
Muchos ex-fumadores tuvieron que hacer varias tentativas infructuosas antes de dejar de fumar definitivamente. Algunos trataron de reducir gradualmente su consumo de cigarrillos; otros dejaron de fumar repentinamente, y un tercer grupo buscó ayuda en los medicamentos, en la acupuntura, o en la psicoterapia.
Esos esfuerzos no siempre surtieron efecto, pero un día, sin que el interesado se diera cuenta, lograba su objetivo. En casi todos los casos se había presentado una circunstancia que inclinaba el fiel de la balanza: un embarazo, una enfermedad, un simple cumpleaños. Y es que si bien muchos fumadores dicen "cuando quiera lo dejo" en realidad no confían en su fuerza de voluntad para hacerlo; necesitan una motivación que justifique el esfuerzo.
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