Mientras la fibrina tapona los vasos sanguíneos lesionados para evitar la pérdida de sangre y cierra los extremos expuestos de los vasos linfáticos para impedir que las bacterias entren en el organismo, los vasos capilares de la zona se dilatan (por eso los bordes de una herida son de color rojizo), y al adelgazar sus paredes permiten escapar a los fagocitos y otros glóbulos blancos.
Los fagocitos: encargados de la limpieza
La misión de los fagocitos es hacer desaparecer cualquier cosa que pueda retardar la cicatrización: microbios, células muertas, suciedad y otras sustancias contaminantes. Estos diminutos destructores pueden devorar hasta veinte bacterias.
En la más minúscula herida mueren millares de células. Es necesario hacer desaparecer sus restos, y de esa misión se encargan también los fagocitos, que los llevan a los riñones para que estos terminen de destruirlos. Los fagocitos llegan a intentar ingerir espinas o astillas centenares de veces mayores que ellos; si no lo consiguen, segregan enzimas que disuelven los tejidos adyacentes y, por ese medio, hacen al elemento extraño salir a flor de piel. Los fagocitos comen tan vorazmente que llegan a abotagarse y mueren. Sus residuos contribuyen a la formación del pus.
La producción de anticuerpos
A veces la invasión de las bacterias es excesiva para los fagocitos. En esos casos se encarga de parte de la defensa del organismo otro notable mecanismo protector: los propios microbios invasores estimulan la producción de anticuerpos, sustancias orgánicas germicidas. En cierto modo, ellos mismos proporcionan las armas para su propia destrucción.
Pero falta lo principal: la reconstrucción en la herida
A pesar de ser tan maravillosas, todas estas operaciones no son más que meras medidas de urgencia. Queda por hacer la labor principal, la reconstrucción en la herida. En esta operación participa en grado vital un elemento biológico asombroso: el fibroblasto. Cuando se produce una herida, las células que lo componen se aglomeran rápidamente en la zona lesionada y se extienden sobre el entramado de fibrina para cubrir la herida con una costura temporal.
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